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¿Cuál es el producto más valioso de la historia? ¿Oro? ¿Un diamante del tamaño de la Gran Muralla?... ¿Cuál es el color del dinero? Martin Scorsese ya debió hacerse esa pregunta en 1986 al hacer su película “El Color del Dinero”.

Ese color es el púrpura. Ha sido uno de los productos más costosos en la historia, algo que sólo se podían permitir los más pudientes. Objeto de deseo de nobles, sólo al alcance de algunos emperadores. Era algo que te hacía distinguir del resto de los mortales, pudiendo estar a la altura de un dios… ¿Cómo surge el mito del color púrpura?

El púrpura, o específicamente, la purpura regia o  púrpura de Tiro fue un tinte realizado por los fenicios de las ciudades de Tiro y Sidón, aunque se cree que los minoicos ya lo utilizaban allá por el año 1.600 a. C.


Murex Brandaris o Cañaílla.
Según la mitología fenicia, el dios Melqart se encontraba paseando una mañana con una ninfa, Tyrus, y su perro, por una de las playas cercanas a la ciudad de Tiro. Como cualquier otro animal, el perro correteaba por la playa, ladrando a las olas y olfateando las cosas, hasta que encontró un caracol y lo mordió. El hocico del perro se tiño rápidamente de un color púrpura muy profundo, y Tyrus, como muchas mujeres, instó a Melqart para que le consiguiera un vestido del mismo color, pues había quedado fascinada con el púrpura que el mordisco del perro parecía haber producido. Así es como los fenicios explicaban el origen de uno de los productos más lucrativos con los que comerciaban, y que aún hoy en día, más de tres mil años después, continúa siendo único. Este tinte era tan conocido en el mundo antiguo que los griegos llamaron a los pueblos que lo producían como Phoinike -"la tierra del púrpura"-, nombre que da a Fenicia.


Estos caracoles se conocen como Murex brandaris o Cañaílla y son muy comunes por la costa siria, aunque también se pueden encontrar en otros puntos del Mediterráneo cómo en las costas de Cádiz dónde los fenicios tenían también importantes colonias. Esta especie segrega una mucosa amarillenta a través de una glándula hipobranquial, que al contacto con el aire y la luz solar se torna de color púrpura. Según el escritor y naturalista romano Plinio el Viejo el púrpura de Tiro debía tener "el color de la sangre coagulada" siendo de una tonalidad oscura que brillaba a la luz del sol.

Mucosa segregada por el caracol teñida ya de púrpura.
Para obtener el tinte primero se debían recoger una gran cantidad de moluscos y dejar que se descompusieran al sol. Después es necesario hervir durante varias horas la mucosidad de los caracoles, y para favorecer la sujeción del tinte al tejido se añadía orina. El hedor desprendido sin embargo no parecía ahuyentar a los fabricantes ni a los consumidores, y es que está mezcla producía enormes beneficios.

Este método de producción era muy lento y costoso, ya que se necesitan unos cien mil ejemplares para producir un litro de tinte. A día de hoy, para pagar esa cantidad sería necesaria una inversión de unos cincuenta mil euros.

Los romanos se enamoraron de dicho color. Los generales vestían en los triunfos túnicas de púrpura y oro, mientras que los senadores y cónsules llevaban bandas de color púrpura en los bordes de sus togas. En el siglo IV d. C., en época imperial, sólo se permitía al emperador vestir la mejor púrpura. La exclusividad del color y su conexión con el poder es la razón de que  hayan sido tradicionalmente de este color las prendas de reyes y obispos.

Emperador Justiniano ataviado con una túnica púrpura. Mosaico del siglo VI de la Iglesia de San Vital (detalle), Ravena. Italia.
Sin duda el púrpura literalmente vale su peso en oro.

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