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Para desenmascarar este concepto tan complejo me baso en algunas ideas de neoyorkina Susan Sontag; novelista, ensayista, también profesora y directora de películas y obras teatrales. En su ensayo “Un argumento sobre la belleza” nos habla del concepto de belleza en las sociedades actuales. La belleza es un concepto amplio, abstracto y subjetivo y es mediante esta sensación por la cual nos sentimos bien. Como dice Borges: “La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica”. No hay un criterio universal, cada época ha buscado su acercamiento a la idea. La idea de belleza ha ido cambiando según la época y las gentes. Las reglas de la belleza dependen de diversos factores como el tiempo y el lugar, las modas, la cultura, la religión… La belleza es un juicio de valor y lo que hace es criticar su uso para calificar el arte.

En la primera parte del ensayo debate el argumento de idea de belleza por el papa Juan Pablo II y critica cómo se ha ido interpretando la idea de belleza en el arte. El papa Juan Pablo II compara la institución de la Iglesia Católica con una gran o hermosa obra de arte, argumentando que ambas pueden presentar fallos o grietas, sin embargo siguen brillando por su belleza. Esto le lleva a Susan Sontag a criticar esta manipulación y distorsión del concepto “belleza” por parte de su santidad.


Las señoritas de Avignon, Pablo Picasso
El carnaval de Arlequín, Joan Miró   

Aunque el arte parezca algo externo, la belleza en el arte también puede ser algo intrínseco, es profundo, no algo meramente superficial, por lo cual hay belleza exterior, interior y dura eternamente quedando este sentido reconocido normalmente en el arte. Sontag se centra en la historia de la belleza para intentar seguir ampliando reflexiones sobre este amplio concepto. El concepto se “rompe” cuando distintas vanguardias en el siglo XX lo cambian por elementos no académicos y “bonitos”. Para los protagonistas de los manifiestos de esta época ese término se había quedado atrás, siendo algo arcaico y conservador. El arte se reservaba a las clases altas antes de esa escisión del concepto e interpretaban a su manera el arte, las percepciones y todo lo que se tenía que sentir, por eso el interés por la belleza era elitista, y esto producía cierta discriminación. Esto cambió hace no mucho tiempo y se fue ampliando a un público más popular.

Para considerar algo como bello tiene que existir su opuesto, las cosas feas, tal como recalca Sontag en su argumento encontrándose a veces lo feo en lo bello. Se sustituye entonces el término bello por interesante para expresar que algo tiene que gustar, aunque no te guste aunque fuera algo que no es bello. Lo contrario a lo interesante es lo aburrido. Sin embargo, Sontag aprecia la actitud crítica de la sociedad, pero ve una ausencia de ella por el empleo de este término en gente que no quiere permanecer a un lado, por pensar que de verdad lo que están viendo no tiene sentido entonces utilizan interesante para quedar bien simplemente. 

Los movimientos artísticos cuestionaron el valor de la belleza en la crítica de arte. A partir de aquí nos preguntamos: ¿Qué es la belleza? Por ello, el arte no puede ser bello, pero sí se puede sustituir por “tener buen gusto”, para que después pase a ser “interesante”. No hay para Sontag una correspondencia necesaria entre la belleza y lo interesante. Cuando la gente se aburre del término, se transforma en “nuevo”. La belleza física hipnotiza, genera negocio y obsesión. Durante muchas décadas las formas exuberantes triunfaron por la estética. Para muchos la belleza se opone a la ética, por ser una categoría estética, pero para Susan Sontag la estética va siempre unida a rasgos morales. Para ella también tiene valor la separación de los tipos de belleza como hablábamos antes, la externa y la interna, unida a rasgos éticos y morales.

Discóbolo de Mirón
Una idea que resulta interesante es la conclusión a la que llega diciendo que para consolarnos se emplea la idealización, y eso de esconder, disimular o perfeccionar cosas que no nos gustan. De esta idealización forma parte la belleza. Sin embargo esta belleza, como en el arte y la naturaleza no se puede poseer.  La belleza también puede provenir de las cosas feas o poco atractivas.  Separa además el tipo de belleza que encontramos en el arte y otro tipo que proviene de la naturaleza.

Atleta contemporáneo

La belleza es  paradigma dominante en el arte. Pero también tiene cabida lo feo y lo siniestro. A todo esto, con la infinidad de obras que hay, hay arte para todos los gustos. Y hay que ser capaz que hacer juicios críticos sin dejarse llevar por las opiniones de los demás. Por ello la belleza es subjetiva; en la antigüedad por ejemplo la belleza era la simetría que se plasmaba en la arquitectura griega o la juventud, siempre bella. Pero hay cosas que no cambian. Los héroes jóvenes guerreros de los juegos olímpicos griegos, unos ideales de belleza, hoy en día siguen siendo los atletas, como en tiempos antiguos. Platón consideraba que la belleza terrenal era la materialización de la belleza como idea, algo superior a nosotros. Al público que vivió durante el Renacimiento, la Venus de Botticelli les parecía de lo más bello, en cambio en el Barroco no pensaban lo mismo, ya que no hay más que ver las mujeres “rellenitas” de Rubens. En el Romanticismo predominaba la belleza negra, del mal, lo gótico. Es atractivo porque tiene ciertos aires de perturbación.
   
             
                 Detalle Venus, Botticelli 


Venus de Rubens

En definitiva, la belleza o su contrario, la fealdad, están en el ojo del observador. Es todo muy subjetivo ya que cada uno no ve las cosas de la misma manera. Y encaminándose al arte, no está tan clara la creencia de que la obra suele representar cosas bellas. Existen numerosos ejemplos de obras consideradas “feas” que no restan calidad ni expresividad a la obra.

Paul Valéry dirá en “Leonardo y los filósofos”: La belleza es una especie de muerte. La novedad, la intensidad. La extrañeza y, en una palabra, todos los valores de choque la han suplantado. […] Ya apenas se ven productos del deseo de “perfección”. […] en nuestros días, una “definición de lo bello” no puede ser considerada más que como documento histórico o filosófico; explicando la razón que ha llevado al fin de la búsqueda de la belleza y de la imitación de la realidad.

Como Susan Sontag, ganadora de diversos premios de literatura, una persona polémica y atrevida, es importante hacer tu propio juicio y como ella atreverse a decir lo que se piensa. 

"Un argumento sobre la belleza". Al mismo tiempo: ensayos y conferencias
Ed. De Bolsillo. Barcelona, 2007

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