Pintura de castas

El imaginario mestizo surge a partir de la conquista de México por el territorio español en el siglo XVI, para poder entender un género en pintura como las castas es necesario situarlas en su contexto histórico, político, sociocultural. 

Serie de castas completa.

En general había una mezcla de culturas y grupos étnicos; los españoles que llegaron al territorio americano procrearon con las mujeres indígenas, con esclavas procedentes de África y posteriormente con las distintas razas resultantes de las mezclas entre todos ellos surgiendo así nuevas clases sociales. Los más importantes son los mestizos (de español e india); mulatos (sangre española y africana) y los zambos (sangre negra e india). No siempre se producían estas mezclas ya que las muertes de los indios eran para los españoles una prueba de que Dios estaba con ellos. Los nativos de América tenían estructurada su jerarquización, en la población se podían encontrar por ejemplo nobles, reyes y sacerdotes. La hibridación de los individuos hace posible el surgimiento de las clases. Con el tiempo estas clases se multiplican dando lugar a razas con divertidos nombres como pardos, chinos, lobos, cambujos, tercerones, moriscos, salta atrás, entre otros.

Las pinturas de castas surgen ya a mediados del siglo XVIII en los Virreinatos de Nueva España (México) sobre todo y una de Perú. Los cuadros reflejan el interés ilustrado de documentar, clasificar y definir el surgimiento de estas nuevas razas ya consolidadas y conocidas para la época. Además de la intención retratística, también hay un deseo de plasmar la naturaleza en este tipo de obras. En las pinturas se incluía el sistema de clasificación de la Historia Natural, la flora y la fauna. Por ello se puede observar en algunas de ellas los alimentos propios del país, los trajes, los colores de piel por las mezclas de razas. Esto se debe al espíritu taxonómico que surge en esta época. Las representaciones muestran a los mestizos, de los cuales no se sabía muy bien a qué clase debían pertenecer, ya que por un lado eran españoles, pero por otro también indígenas. Conforme aumenta la mezcla de las familias, su estado social disminuye.

Violencia en la representación

Se representan núcleos familiares básicos, padres e hijos y aparentemente muestran buenas actitudes y relaciones entre ellos, hecho que no era del todo cierto ya que existía un gran rechazo y racismo hacia otras razas, a los indios y a los esclavos, también teniendo en cuenta la obsesión que se encontraba en ese momento en territorio español por la limpieza y pureza de sangre. Las clases sociales eran discriminatorias, existía una primacía del color blanco sobre el negro. Los criollos, hijos de españoles nacidos en América eran discriminados también solo por haber nacido allí. Al principio se sabe que hubo un intento de pacificación por parte de los frailes, a los que les interesaban hasta cierto punto algunos aspectos de la cultura indígena, pero también tuvo protagonismo la violencia; esto se ve en algunos cuadros de castas cuando las mujeres aparecen golpeando a los hombres, como símbolo del modus vivendi salvaje de los indígenas. La práctica de sacrificios, rituales y canibalismo tuvo que ver en la formación de esa imagen.

Para las personas de las élites, nobles y clases sociales altas en general hay distinto modo de representación. Los españoles aparecen realizando actividades nobles tales como leer, pasear, montar a caballo, etc. En cambio las clases más populares aparecían haciendo labores artesanales. Los cuadros de castas evolucionan a finales del siglo XVIII, convirtiéndose en obras cuya función es simplemente la retratística, dejando a un lado la representación de la naturaleza y la taxonomía. La imagen se caracteriza por tener el fondo inexistente o neutro. Estas representaciones sirven para dar a conocer el modo de vida de la población de América a los europeos y sobre todo españoles, reflejan la sociedad novohispana. Algunos de los pintores más importantes de castas son Miguel Cabrera, Andrés de Islas, Manuel Arellano y Juan Rodríguez Juárez. Muchos de ellos son anónimos y hay pocos ejemplos de obras, la mayoría pertenecientes a colecciones particulares.

En una audiencia más colonial, aparte de ese espíritu taxonómico y de curiosidad de la Ilustración, el surgimiento de la pintura de castas puede ser el resultado de la formación de la identidad local de México. La mezcla racial es la característica de esa identidad. Sin embargo, aunque la idea puede ser válida, algunas castas son de procedencia española siendo la mayoría procedentes de América y con destinatario europeo o criollo. En los cuadros de castas ya se aprecia la degradación de las razas en cómo son las formas de vestir, los modales de los personajes, la decoración, la profesión, el mobiliario o el contexto donde se ubican, se puede deducir que existe una diferenciación socio-económica que asocia a los españoles de los primeros cuadros con sectores de la población más favorecidos. En los ejemplos de las castas de Andrés de Islas se aprecia todo esto, al ser ya razas procedentes de varias mezclas o que no son blancos puros.